Últimamente hay silencio y espacio.
Desde que volví a la isla por primera vez con ganas y queriendo, las cosas han sido muy diferentes, y no por algo en concreto, probablemente sea yo la que por fin ha vuelto con otra mentalidad.
Tenía mucha resistencia al momento hacer hogar en el que nunca consideré que lo fuera. Y es que una cosa es donde naces, y la otra es donde te sientes como en casa, y cuando entre ambas no existe un igual, hay conflicto.
Durante mucho tiempo he tenido ese dilema, ¿por qué no me siento bien en este lugar?, ¿por qué huir se siente más liberador que querer estar?. Hasta que lo supe, hasta que di con el motivo, me costó muchos viajes de ida y vuelta en los que me juré que nunca más querría volver con esa mirada.
Me dolía mucho no querer estar de vuelta a casa,
pero entendí que hay casas en las que resolver según que situaciones es lo único que te hace querer regresar.
Y lo hice, me tomó tiempo perdonar, aceptar, asimilar y me volví a enfadar, pero conseguí mirar de nuevo mi habitación y sentir que eran cuatro paredes en las que también ahora podía ser capaz de sentirme en paz.
“De todas las veces que me arropé,
en todas ellas me sentí de cristal,
quise salir envuelta
en lo que pensaba que me tenía que quedar,
y en cuanto pude lo hice,
cerré la puerta
y grité que jamás volvería a entrar.
Pero giré,
y giró sobre mí la prisa
de necesitar entender por qué quise huir.
Salí sin importar
cuántas manos quedaban esperando
por ver a su niña volver al hogar.
Ella necesitaba tanto,
ver, explorar, correr y resolver
para entender cómo se vuelve a una casa
en la que nunca se habitó un hogar.”
Hay situaciones que una nunca va a poder cambiar, porque no dependen de tu forma de percibirlas, dependen de quien las vive y de cómo componen su realidad. Llegar hasta ahí me costó vidas, llantos y una enorme sensación de sentir que ya no podía seguir haciéndome la superheroína, pero aprendí lo más valioso que hoy os comparto; que para ti haya algo que no esté bien, no quiere decir que no lo esté para los demás.
Cada uno elige, y en su decisión entra que lo elegido te pueda o no gustar, pero todos nos levantamos cada día con el poder de percibir si lo que pensamos y lo que nos sucede es algo que decidimos que nos tenga que pasar. Eso es clave para entender que tus incomodidades pueden ser imperceptibles para alguien que vive lo mismo bajo sus ojos de normalidad. Y hasta ahí es hasta donde puedes entrar.
-El tiempo me ha dado la pausa
y en la pausa he conseguido encontrar justo mi talismán:
“Como se descansa estando en paz en una misma,
no se descansará nunca en ningún hogar.”-